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Luchas de libertad

El 02 de octubre de 1968 México vivió uno de los episodios más sangrientos de su vida republicana, pues durante una masiva manifestación de estudiantes universitarios de la Universidad Autónoma de México (UNAM), el Instituto Politécnico Nacional, entre otras universidades y sectores de la población, un grupo de efectivos del ejército mexicano, y del grupo paramilitar batallón Olimpia abrió fuego contra los manifestantes, asesinando a decenas de personas, en su mayoría universitarios.

Por Emilio Gómez

Ig: akulibros_umu

La también llamada masacre de Tlatelolco, pues el nefasto suceso ocurrió en la Plaza de las Tres Culturas, Tlatelolco, es una clara muestra de la perversión del poder en manos de funcionarios que no respetan las libertades, la democracia y no poseen valores humanistas. Aquel día los estudiantes salieron a protestar en respuesta a varios eventos violatorios de los derechos humanos cometidos por elementos de la policía y de las fuerzas armadas, y también, no menos importante, por la ocupación militar y policial de planteles escolares con la justificación de vigilar una serie de enfrentamientos entre La Escuela Vocacional 5 y la Escuela Preparatoria particular Isaac Ochoterena.


Poco después de la exposición de las demandas por parte de los representantes de la manifestación un helicóptero sobrevoló la plaza y desde él se dispararon bengalas, las cuales sirvieron de señal para el inicio del tiroteo masivo. El infierno se hizo presente, los manifestantes hicieron lo posible para sobrevivir, cientos se ocultaron en los edificios cercanos, algunos fueron ultimados ahí mismo, otros detenidos, informes oficiales estiman que cerca de 2000 personas fueron detenidas y más de 350 asesinadas. El gobierno de Gustavo Díaz Ordaz no permitió tener claridad sobre el asunto, por eso solo se pueden compartir estimaciones.


Esta fecha más que un lugar en la historia, es una herramienta potente contra la impunidad, la injusticia y el olvido, grabe mal que aqueja a nuestras sociedades. Es un símbolo, o debería serlo, de memoria, por el diálogo, por las libertades, por la democracia y la paz. También es un recordatorio del fuego luchador, valiente y eterno de los universitarios latinoamericanos, del estudiante mexicano particularmente porque supo ser sujeto histórico en un contexto mundial que así lo requería, su pueblo lo pedía y ellos, los mártires de Tlatelolco, estuvieron a la altura de esa demanda.


Por eso desde esta humilde trinchera aprovechamos en honrar a esos valientes jóvenes mexicanos y mexicanas, que nos recuerdan que estudiar y luchar es deber estudiantil y porque “!El 02 de octubre no se olvida!”.